Sólo un recuerdo
"Alguien me dijo que debemos acostumbrarnos al dolor que supone darnos cuenta de las cosas. De todo lo que nos rodea, nos hace soñar despiertos, nos enciende luces y después las apaga de golpe, dejándonos todavía más a oscuras de lo que estábamos antes. Percibimos sensaciones que nos permiten seguir respirando, pero también tienen un lado espinoso que podemos clavarnos en un descuido.
Un día me desperté lleno de colores, con un mensaje que transmitir, pero de repente estaba vacío de nuevo, en mitad de la calle desierta y con el frío calándome en los huesos. Sólo pasaron un par de semanas entre la cima y el barranco, fue un descenso bastante repentino. Es una sensación a la que más nos vale acostumbrarnos rápidamente si no queremos pasarnos el resto de nuestros días arrastrándonos por la rutina, escribiendo canciones tristes y pensando en todo lo que podríamos estar haciendo ahora.
Desapareces y yo no tengo ninguna miga de pan que seguir, aquí las baldosas dejaron de ser amarillas hace tiempo, y tú eres la única persona que conoce el camino de vuelta; si me preguntaras estarías perdiendo el tiempo. Me quedé sin llaves tantas veces que tuve que inventar nuevos hogares, en cada esquina afilada del silencio; dudo que pueda acoger a nadie más entre mis papeles arrugados. Sólo soy capaz de inventar puertas y ventanas que abrir, pero esto no es una película y tú no vas a aparecer de pronto, cansada y sonriente, recortándote en el horizonte rojo. Esta vez no.
Un día me desperté lleno de colores, con un mensaje que transmitir, pero de repente estaba vacío de nuevo, en mitad de la calle desierta y con el frío calándome en los huesos. Sólo pasaron un par de semanas entre la cima y el barranco, fue un descenso bastante repentino. Es una sensación a la que más nos vale acostumbrarnos rápidamente si no queremos pasarnos el resto de nuestros días arrastrándonos por la rutina, escribiendo canciones tristes y pensando en todo lo que podríamos estar haciendo ahora.
Desapareces y yo no tengo ninguna miga de pan que seguir, aquí las baldosas dejaron de ser amarillas hace tiempo, y tú eres la única persona que conoce el camino de vuelta; si me preguntaras estarías perdiendo el tiempo. Me quedé sin llaves tantas veces que tuve que inventar nuevos hogares, en cada esquina afilada del silencio; dudo que pueda acoger a nadie más entre mis papeles arrugados. Sólo soy capaz de inventar puertas y ventanas que abrir, pero esto no es una película y tú no vas a aparecer de pronto, cansada y sonriente, recortándote en el horizonte rojo. Esta vez no.
