martes, octubre 31, 2006

Se desvanece

"Debería buscar una verdad más amplia, algo asible que flotara en la tormenta, pero sólo entiendo tu lenguaje, tu me enseñaste a pronunciarnos al oído, dentro, y ahora alejarme sería quedar a la deriva. Me acostumbré con demasiada facilidad a tu capacidad de enamorar, lluvia y tardes en la facultad, distancias recorridas con sólo cerrar los ojos y respirar tu mismo aire. Compartiendo de puntillas un instante en la alameda, medianoche y la gente que estaba sin estar. Despertarme y zambullirme de cabeza en tu pelo. Ahora todo eso me parece borroso, casi como un recuerdo de niñez, algo vivido en tercera persona. Y sabes bien, porque tú lo sabes todo, y lo que no sabes lo intuyes, que soy incapaz de visualizarlo, que borré los momentos más dolorosos pensando que con eso bastaba, pero cuando terminé me di cuenta de que hacen más daño los pequeños gestos, esos momentos aparentemente sin importancia. Como aquella vez en la casa más grande de Santiago, enorme, cuando te giraste de repente, fuiste decidida hacia mi y besaste estos labios que ahora no son capaces de pronunciar ni una sola palabra, y yo me sentí tan diminuto y necesario como una tirita, deseaba que esos brazos no me soltaran nunca. Por eso pienso que la salida más fácil suele ser la de emergencia, dos pasos y ya estás fuera, el problema es que no sé interpretar las señales. Contigo se fueron también el viento y la marea, y no encuentro la llave. Me enseñaste a olvidar todo lo que había aprendido, y ahora no consigo olvidar lo que aprendí de ti."


miércoles, octubre 25, 2006

Mi confesión

Aquel día me hubiera gustado decirte que te fueras, pero no pude, porque a pesar de todo quería seguir teniéndote a mi lado, y me daba miedo decirte hasta que punto te necesitaba. Sentía una rabia terrible, impotencia quizá. Por un momento pensé que iba a hacer como San Pedro y lo ibas a negar 3 veces, pero tan sólo fueron 2, porque a la tercera reconociste que tu corazón lo ocupaba otra persona. Tu corazón, aquel que decías que jamás sentiría nada serio por nadie. Y yo, por despecho, hice lo que mejor se hacer, esconderme tras los brazos de otra persona con el afán de ni sentir ni padecer. Tonto de mi. Empecé a recordar todos los viejos truquitos que saqué de una chistera imaginaria, con risas y sonrisas, palabras galanes, caricias, roces, besos y sentimientos que había aprendido a manejar a lo largo del tiempo. Y tú, público o cómplice que aplaudía fiel la actuación. Pero llegó el momento en que no me quedaban más trucos que ofrecerte. Empecé a sentirme pequeño y lo único que quería era abrazarme a ti. Pero esta vez un abrazo sincero, que creo que nunca te lo di. Eres mi amiga, pero también con quien quiero estar. Porque a veces pienso que he perdido un poco el tiempo. Te había encontrado y lentamente te había perdido. Me dí cuenta de lo importante que ibas a ser para mi uno de los días más tristes de mi vida. Allá, en la alameda, hace casi 5 años, cuando no quería que nadie me viera llorar, pero no pude hacer nada para evitarlo. Entonces llegaste tú, te sentaste a mi lado, vi tu cara de tristeza (mis lágrimas son muy contagiosas) y fuiste el cielo que yo quería cuando te pusiste a hablar.
Ahora no sé si vas a volver, si algún día estuviste, o si tendré que ir a buscarte yo.

Me lo quedo

Encontré este relato hace un par de meses en la red. Me llamó mucho la atención porque expresaba perfectamente lo que me estaba sucediendo. Tomémoslo como una continuación del "Hoy es uno de esos días", y yo lo hago mío, con el permiso del autor original, por supuesto:

"Una vez más volvía a notar esa rotura en su ánimo, la sensación de caer lentamente sin poder dejar de hacerlo. La cocina se le antojaba pequeña mientras miraba el reloj acariciar la madrugada, un día más lleno de tensión y cosas hechas, sin embargo, perduraba desde hacía tiempo la nostalgia por las ilusiones que sabía perdidas. Volvía a flaquear aún sabiendo no poder permitírselo, pero ella sabía que caería, cataría la amargura de ese pozo oscuro que es la desesperación, miraría la tristeza frente a frente en estado puro. Un cansancio gris y tenebroso la invadió, se apoyó en la mesa, sus ojos dejaron paso al desahogo hecho lágrima; no le importó, debía ser así, porque la única forma que conocía de resurgir de nuevo era haber tocado el fondo."

Amores mal resueltos

Párate a observar en algún lugar donde haya mucha gente: una playa un domingo, un centro comercial, la calle principal del centro de la ciudad, etc. La mitad de esta gente sufre de dolor en el corazón.
Algunos son dolores recientes, otros no tanto, pero todos tienen un amor mal resuelto, una pasión que no se evaporó completamente, aunque ya estén en otra relación.
Por qué pasa esto? Tengo una teoría:
Creo que las personas no gastan su amor. Los amores no se consumen hasta el final. Lo sabes, el amor se acaba. Es mentira decir que no. Unos acaban pronto, otros tardan 10 o 20 años, quizá más. (Aunque lo que realmente considero como AMOR, con mayusculas, me reafirmo en que no pasa de los 4 años)
Pero un día acaba y se transforma en otra cosa: recuerdos, amistad, rutina..., y esa transición no es dolorosa si el amor es devorado hasta el final. El amor tiene que ser vivido. Y en su totalidad. Es necesario que pase por todas sus etapas: atracción, pasión, amor, convivencia, amistad, tédio, fin.
Como ya dije, este trayecto del amor puede recorrerse en unas semanas o durar muchos años, pero lo que es importante es recorrerlo de punta a punta, si no sobrará sitio para fantasías, idealizaciones..., en fin, todo aquello que nos entristece e impide que estemos abiertos para otros nuevos amores.

Gasta tu amor. Enfréntate a los buenos y a los malos momentos, pasa por todo lo que tengas que pasar, no ahorres. Siente todos los sabores que tiene el amor, desde el dulce del inicio hasta el amargo del final, pero no abandones la historia a la mitad. Todo esto se me ocurrió al leer un mail de un amigo, dónde aseguraba que en el amor se puede generalizar porque todos siguen los mismos pasos. Y no tengo ninguna duda al respecto: si es cierto eso, el camino es el arriba indicado.

Los amores necesitan dar la vuelta, cerrar su propio ciclo. Eso es lo que libera a la gente para que sea feliz nuevamente!

¿Es posible controlar el enamoramiento?

Discutíamos entre amigos este tema... Y nos hacíamos esta pregunta. Ponía uno de ellos en su blog:

"planteamiento: digamos que empiezas a mirar a un chico/a (según preferencias) y comienza a gustarte digamos q un poco....de más....
nudo: digamos que se te empieza a hacer un nudo en la garganta cada vez que lo/a ves...
desenlace: podrías evitar enamorarte de el/ella

ése así a grandes rasgos es uno de los dilemas que hemos llegado en estos días unos coleguitas aqui en una conversación....yo creo que no... que como dijo uno......"hay razones del corazón que la razón no entiendo..." y sin embargo... alguno de mis colegas dice que "sí, que es posible controlarlo y no enamorarte de ella, siempre que no juegues con fuego, no busques situaciones de acercamiento.... y siempre que lo pares así de principio como un virus (o una bacteria) pequeñito.... si hay q matizar algo... espero q mi coleguita lo matice lo que pueda......

espero vuestras opiniones......niños/as......."

Y como yo soy uno de esos coleguitas que hablaban, ahi va lo que posteaba en su blog:
(18 de Octubre de 2005)

A ver si me explico: Aunque el enamoramiento cada lo entiende a su manera, creo q para llegar a enamorarte de una persona tienes q llegar a conocerla bien, con situaciones y encuentros q ambos tienen q buscar. Por mucho que te guste físicamente una persona y por mucho q te guste su forma de ser, eso sólo es la punta del iceberg, y detrás hay mucho más q habría q averiguar para poder llegar a enamorarte de alguien. Si cuando ves q t empieza a gustar lo q ves evitas quedar con esa persona, se produce el "cortocircuito", cortas la emisión. Vas dejando de verla y así evitas conocer más sobre ella, y por lo tanto, el llegar a enamorarte. Puede q no sea 100% exacto, pero por mi propia experiencia suele funcionar. Ahora bien, otro tema a debate sería: -Y pq haces eso? Pero eso ya es otra historia, no?


Desde que posteé esto ya pasó 1 año. Y sigo estando de acuerdo, por supuesto. El problema es cuando te das cuenta que no desenchufaste a tiempo. Porque desenchufar también duele. Y ahora... qué?

Hoy es uno de esos días...

Hoy es uno de esos días en los que estás triste, especialmente triste. Y lo más lógico es pararte a pensar el porqué de esa tristeza. Y cuanto más piensas más triste te pones y más canciones tristes escuchas y más triste te pones y más te paras a pensar que estás triste. Y no hace falta pensar mucho para darte cuenta de que es por ella. Tardaste demasiado tiempo en darte cuenta de quién era quien en verdad te importaba. O quizá tu error fue que cuando te enteraste, no se lo dijiste tan claro como se lo tenias que haber dicho. Te consuela saber que seguramente ella no tiene el mismo interés por ti, pero que consuelo es ese? Además te desconcierta su forma de afrontar las cosas. Sabe lo que sientes por ella? Claro que lo sabe. Pero desde cuándo lo sabe? Seguro que no desde hace poco, es evidente. Pero por qué ella no ha hecho o dicho nada? Fuera para bien o para mal... La amistad... por qué fastidiarla, quizá. Pero eso no te llega. Llegados a este punto ya no te llega. Porque te has dado cuenta de que te importa de verdad. Que hay más mujeres está claro, pero ninguna es como ella. Porque esa forma de ser que te desconcierta y que tantas veces te exaspera es la forma de ser que te gusta. Esa ironía, ese sarcasmo que tanto te hace dudar consigue sacarte siempre una sonrisa. Ya te has dado cuenta hace mucho tiempo que siempre que abres el correo en el ordenador, ese tiempo de espera, el corazón se acelera porque esperas y deseas que alguno sea de ella. Aunque no suele ser así. Cada vez que llega un mensaje al móvil tienes la pequeña esperanza de que sea ella quien lo manda. Cada vez que vas a su ciudad, si sabes que la vas a ver, te encuentras especialmente alegre, que preciosa ciudad. Si por cualquier cosa sabes que no la verás... no tienes ni ganas de ir a esa gris y lluviosa ciudad. Que te has equivocado es seguro, y muchas veces. Es curioso que ella te conozca tanto y a la vez tan poco. Te conoce más de lo que te conocen las demás, pero al mismo tiempo... no te conoce. Sabe que no eres lo que sin quererlo aparentas ser, pero no sabe lo mucho que piensas en ella. Estás seguro que ella cree que es una más entre tantas. Por una parte es normal, nunca se lo has aclarado. Pero debería darse cuenta de que no es así. Esas cosas se ven, se notan. La forma en que le hablas, la miras. Si supiera... o lo sabe... y no se fía. Normal, tu fama... Te la has ganado. Mucha con justicia, otra no tanto. Si pudieras estar un momento dentro de ella para ver que es lo que piensa de ti... Muchas veces te has dado por vencido con ella y seguramente volverás a hacerlo. Pasarás etapas tristes como estas y volverás a estar contento, pero sabes que es tu debilidad y volverás a caer. Vendrán seguramente otras... pero no como ella. Cuánto echas de menos sus labios! Porque sólo sientes lo que sientes por ella. Porque el sábado cuando se fue se te fueron las ganas de fiesta. Porque cuando pensaste que no iba a estar llegaste a dudar si era tan buena idea la de salir alli. Porque estás deseando que venga aquí algún día y poder pasar un día entero con ella. Porque egoístamente deseas que no salga, que no conozca a otra persona que la pudiera llegar a querer. Aunque por lo que oyes ya es tarde. Te aferras a la posibilidad de que vaya mal, que tristeza. Desear el mal a alguien no es tu estilo. Analizas lo vivido con ella y buscas resquicios, trozos de conversaciones, imágenes que te den un poco de esperanza y así vas pasando el tiempo. Es horrible ver que esa canción que te gusta tanto te recuerda demasiado a ella. Te asusta ver que has llegado a la ridícula situación de mandarle canciones especiales para ti en correos vacíos de palabras y llenos de temores, con la estúpida esperanza de que las escuche y aunque sea por un momento se acuerde de ti. Pero es que esas canciones dicen tantas verdades... Podrías llenar cd´s enteros con pensamientos sacados de cientos de canciones. Ahora suena “Tengo ganas”, qué ironía. “Tengo ganas de acostarme con la fe de tu mirada”, dice. “Tengo ganas de que te des cuenta que este amor secreto sólo es para ti”, ella se reiría. Lo pasas mal cuando estás mucho tiempo sin saber de ella. Quizá ahora es tarde. Quizá el de ahora sea de verdad porque no le gusta atarse mucho tiempo a nadie y este tiempo para ti ya es una eternidad. Ahora ya sólo te queda esperar. Ver películas que te recuerden a ella. Sonreir cuando acaban bien. Esperar a que como en un cuento de Benedetti tras el paso de los años se dé cuenta de que tú eras quién en verdad la apreciaba. Pero al fin y al cabo sólo son eso, cuentos. “Tengo ganas de que tengas ganas de tenerme a mi”

(20 de Agosto de 2006)