Te vi llorar y me rompías el alma. Creo que tus lágrimas también son contagiosas. Pero estabas especialmente bonita. Nunca el verde había sido tan color esperanza: no cambies.
No han sido unas simples vacaciones. Tanto tiempo libre ayuda mucho a pensar y a ordenar las ideas. Creo que he tomado la decisión más difícil y acertada. Voy a dejar de escapar. Voy a caminar por el camino más largo, pero disfrutando del paisaje. He decidido empezar a aprender a olvidarte.
No quiero dar la imagen del típico amante despechado porque no lo soy. Fuimos algo más, pero esa complicidad ya no se ve por ningún lado, se ha evaporado. Te veo lejana y fría y se me parte el alma. No hay verdad en tu voz las pocas veces que hablamos. Quiero que sepas que fuiste mi más grande ilusión. Nunca tuvimos el valor suficiente para hablarnos a la cara. No te culpo: yo no lo puse fácil.
Duele pensar lo que pudo haber sido. Tal vez te tuve que perder para así poder soñar con el pasado que se fue y que ya nunca volverá. Has elegido. No estaré guiando tus pasos cuando te pierdas. Espero que alguna vez puedas ver cuanto te quise, pero no cerraré más puertas por ti.
No quiero convertirme en un recuerdo pero no quiero seguir viviendo de ilusiones; ya sólo quedan un montón de sueños rotos, pero ahora ya todo está de más.
Quiero decirte que no encontrarás a nadie que pueda conocerte más que yo. Que yo vi esa mirada triste del que no sabe por dónde va. Ya casi parece una escena lejana cuando por primera vez nos vimos desnudos. Recuerdo que te mostrabas tímida, insegura. Eso te hacía aún más impresionante, cuánto me hiciste soñar. Yo trataba de fingir una confianza que no tenía y sólo podía abrazarte. Pero ya no espero más de ti. Ya he sufrido bastante y no me lo merezco. A veces duele ser como soy. Tus marcas quedarán, lo sé.
Si algún día lees esto sé que no te causará indiferencia. Tenía que soltarlo. Sospecho que este blog poco a poco dejará de ser tu blog. Pero sin rencor.
